Diego Ríos de Sollozos

"Lloré tanto que casi inundo la habitación. La sala de música deprimente fue como un viaje en montaña rusa emocional. Me sentí triste, luego un poco menos triste, luego triste de nuevo, ¡y así sucesivamente! Definitivamente volveré para otro paseo emocional."

María Tristezas Martinez

"No pensé que una sala de llanto pudiera ser tan reconfortante, pero estaba equivocada. La habitación con velas y aromaterapia me ayudó a relajarme y a dejar salir todas mis emociones. Me fui sintiéndome más ligera y en paz."

LLanto Gonzalez Díaz

"Entré por curiosidad ya que no estaba tan triste en realidad, pero no podía salir porque la puerta estaba atascada y como la sala está insonorizada nadie me oía. Al final si que acabé llorando por el agobio, eso sí, una llorada 10/10."